El maquillaje de camuflaje es aquel cuya función es tapar imperfecciones graves, defectos, cicatrices, hipercromías o hipocromías de la piel. Para ello en su formulación llevan componentes como el kaolín o el talco que absorben la grasa de la piel proporcionando a estos maquillajes la cualidad de permanecer inalterables mucho tiempo; y dióxido de titanio, que los hace muy opacos.
Estos productos deben usarse solo con la finalidad para la que fueron creados, ya que proporcionan al rostro un aspecto empolvado, y el temido efecto máscara suele acompañarlos. Si nuestro problema es una imperfección leve o una coloración poco uniforme de la piel del rostro, tal vez con un maquillaje compacto sea suficiente.
Un cosmético de camuflaje debe tener características imprescindibles:
- Debe ser fácil de aplicar.
- Debe ser totalmente cubriente.
- Debe permanecer estable, sin cambios sobre la piel, el mayor tiempo posible.
Pero a pesar del gran servicio que proporcionan estos maquillajes, tienen una serie de inconvenientes que debemos tener en cuenta a la hora de escogerlos y aplicarlos:
- Al tener en su fórmula aceites y sustancias oclusivas, su uso continuado y una higiene poco escrupulosa pueden traer consigo la aparición de granos, semejantes a un acné. Tampoco por esta razón pueden llevar perfume ya que podrían dar sensación de picor o quemazón.
- Si tenemos tendencia a la aparición de comedones, con estos cosméticos es más posible que los tengamos. Por esto, debemos asegurarnos que el producto especifique claramente que es hipoalergénico y no comedogénico.
- Se deben retirar con productos desmaquilladores adecuados.